Para Más Inri
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En ese momento, entraron una mujer y una niña. Ella le dio a Robert un amplio margen al pasar por la puerta, como si quisiera evitar acercarse a él.
Como si eso no fuera suficiente, se inclinó y fingió susurrarle algo a su hija: “Por eso tienes que seguir en la escuela. Si no, acabarás pobre y sucia como él”. Todo el piso estalló en carcajadas.
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