Iba A Por Ella
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El golpecito del oficial en la ventanilla fue suave pero dominante. Sasha tragó un trozo de aire y bajó la ventanilla. “Buenos días, señorita”, sonrió el agente. Había una calidez en él que Sasha no podía explicar. Sin embargo, seguía estando alerta.
Le devolvió la sonrisa, nerviosa, y le entregó lentamente la documentación. Pero lo que el policía dijo a continuación la dejó aún más confundida.
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