Segundos Lentos
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Sasha permaneció sentada mientras contaba los segundos, sintiendo cada uno como una eternidad. Vio cómo el agente se acercaba, con su cinturón y su placa brillando a la luz de la mañana.
Llevaba la gorra bien ajustada a la cabeza, con la visera tapando la mayor parte de su rostro, incluidos los ojos. Con cada uno de sus pasos emanaba una fría autoridad. Una cosa era segura: Sasha no llegaría hoy a su entrevista.
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