Suspirando
Aunque el perrito vivía ahora en casa de Ali, el hijo de Mehemet, seguía suspirando por Mehmet.
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Todos los días desde el funeral, Cesur se escapaba y corría por el pueblo hasta el lugar del entierro para sentarse con su viejo amigo. Pero no fue hasta que Alí lo siguió que se dio cuenta de lo que el leal perrito hacía cada día.
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