De Compras
Su hija había pasado veinte minutos en el pasillo de los juguetes buscando la muñeca perfecta. Ella, por su parte, no podía estar más orgullosa de lo que había conseguido a una edad tan temprana; aprender a ir al baño a los dos años no era ninguna tontería.
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Estrujó la muñeca elegida contra su pecho mientras se dirigían a la caja registradora. La cajera le preguntó por qué se había decidido por esa muñeca en particular. Su respuesta dejó sin palabras a su propia madre.
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