Pidiendo Más
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Al cabo de unos días, la madre volvió a acudir, esta vez suplicando que permitiera a los niños llevar también a sus perros. Quería que Jim hiciera una excepción.
Incluso trajo a uno de los cachorros, con la esperanza de que la ternura del perro derritiese el corazón del hombre. Era su último recurso. Pero, ¿funcionaría?
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