Furia
Kiwireport
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El hombre más alto, frustrado, trató de abandonar la situación por completo, de lavarse las manos. El otro hombre, su cómplice, le siguió mientras se marchaban. Nimenya comentó mientras los seguían: “Me empujó mientras me dirigía una sonrisa socarrona, como si me dijera ‘Puedo hacerlo. No puedes hacer nada’”.
No podían quedarse parados y dejar que se salieran con la suya.
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