Miradas Desconocidas
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Las gradas junto a la piscina estaban repletas de invitados y personal emocionado por ver la competición en la sala cubierta, en medio de un inconfundible olor a cloro.
Le encantaba la euforia que se apoderó de la grada cuando se llamó su nombre para que hiciera lo que mejor sabía hacer: los 100 metros libres. Pero para cierto juez, no importaba lo buena nadadora que fuera. La iba a suspender.
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